Manifiesto ¡ÑR! ; Capitulo 2

Y corren, y muestran su alma, y la dejan atravesar por el sol y no saben si es hoy o ayer o mañana, pero tampoco importa porque en sus juegos de azares la coherencia solo la posé el mar y sus olas, concientes que se acercan a la orilla saben que no queda más que una especie de fin, una transformación de su energía, una adaptación del contenido al molde. Y no importa, porque también son concientes de ser las únicas (o casi) en atesorar, el conocer donde yace el corazón del mar que bombea agua con sal (83% agua 13% sal) a todo el mundo y que al llegar a la orilla nutre con su energía a los colores que posteriormente serán robados y enviados al cielo.
Ladridos, carcajadas, músicas y tantos otros sonidos que guarda el viento que abriga el calor, rompen y salen a cantarle a la libertad y a camuflarse en su melodía, robando colores y convirtiéndolos en cigarrillos que pronto llegarán al cielo, en forma de humo, o de azafrán, o quien sabe cómo, o quién sabe dónde, o quién sabe, o quién.
Las olas y los colores son dos caras de una misma moneda que gira eternamente en el aire siendo los demás (todos aquellos que no seamos moneda) presos del azar de una fuerza de empuje que suelta a la moneda sin saber que en ella coexisten el corazón del mar y el cielo. Y la moneda gira en un sinfín de vueltas cielo-corazón, corazón-cielo, coraelo-cizón y ya no se distinguen en una moneda que flota en el aire en segundos infinitos… Y el destino se juega la vida, y la vida se muestra holgada entre dos abismos.

La moneda cayó parada, las interpretaciones son varias y distintas, pero semejantes. Tantas como las semillas de una sandía, o como las baldosas de una manzana no comestible.
La recepción y la emisión, la flecha y el blanco, los sueños y la vigila en un mismo plano, en un mismo lugar, en una misma altura, ni el azar pudo lograr que una cara de la moneda tape a la otra y la condene a vivir o morir en la eternidad de la sombra,
¿Y ahora qué? ¿Cielo o Corazón del Mar?.

Lamento comunicar que los Ñatas Rojas no pueden ser más que eso, una moneda que cayó parada, y no logra decidirse entre ser el corazón del mar, y generar la energía que mueve al mundo; ni ser cielo, paraíso de los colores que atesora esa energía. Debe ser ambos a la vez o ninguno, debe ser flecha y blanco, debe ser sueño y vigilia, porque así lo quiso el azar, porque de no ser así, simplemente… no sería.