domingo, 9 de agosto de 2009

¿Pueden ser dos panchitos, por favor?

¡Queridísimos! Este es una carta que le escribí a mis amigos y familiares hace un tiempo, cuando, después de un tropezón de ideologías y ganas, me impulsé un poco. Quería compartirlo con ustedes y decirles que era exactamente esto, lo nuestro, lo que esperaba. Y que estoy más que contento de haberlos cruzado, ñatas. ¡Un abrazo!


Queridos compañuelos:

Este mediodía tuvimos con Lean y Haushi una charla con la profesora de Procesos Sociohistóricos Argentinos. Después de esto, creo que algo se encendió (o volvió a hacerlo). Definitivamente hace mucho dejé de creer en las casualidades y hace poquito dejé de creer en algunas otras cosas también. A pesar de aquellos discursos deterministas de muchos que nos tiran abajo con sus “no podés cambiar las realidad”, encontrar amigos, hermanos, profesores, que sienten que todavía hay una posibilidad de hacer del mundo un lugar mejor hace que esta llama se encienda todavía más. Definitivamente no podremos acabar con la pobreza, ni sacar a Latinoamérica del subdesarrollo, pero todo parte de pequeños proyectos. Como dice Galeano, estas pequeñas cosas desencadenan esa alegría de hacer, y “actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable”.

Personalmente, creo que no es necesario ser ni de ultraizquierda, marxista, anticomunista, imperialista, de centro o de derecha. Es necesario empezar a crear nuestras propias ideas, sin pertenecer, y a la vez siendo parte de algo nuevo. Y poder crear algo nuevo en un mundo lleno de cambios minuto a minuto sería algo maravilloso. El teléfono, el trabajo, los amigos, los gritos, las bocinas, las cuentas, la saturación de información desinformadora, la tristeza que nos llena de soledad, ¡y cuántas cosas más! El consumo loco que nos tiene como máquinas compradoras haciéndonos sentir que si no adquirimos ahora caeremos “en bancarrota Espiritual, Intelectual y Emocional.” “Estamos en plena cultura del envase. El contrato de matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios” (Galeano). El hombre construye muchas paredes pero muy pocas puertas. Y yo hoy confío en mí, y confío mucho en vos, porque entre mucha gente quise escribirte esto. Somos personas que caminamos del mismo lado, entonces, vamos a andar. Es necesario, como dice Freire, de nuestras manos humanas que transformen el mundo. Ese mundo que no es, sino que está siendo. Tenemos todas las herramientas, y ganas. No creo tener plena razón (y si es así me encantaría que me lo hagan saber), estoy lleno de proyectos y sueños, y capaz haya quien piense que esto sea un delirio, pero qué bueno que exista este derecho al delirio. De todas formas, sé que no soy el único, estamos llenos de utopías. Y como dijo Vero hoy, antes que no hacer nada es preferible llevarlo a cabo y que salga mal. Y si es así habría ganas incansables de intentarlo otra vez. Está en nosotros, capaz seamos “el nuevo aire fresco”.




Creo que somos ese NUEVO AIRE FRESCO.
¡GRACIAS!

SEBA

1 comentario:

  1. otra vez (ya lo había leído) : GENIAL!

    ==D

    levante la mano el que lo quiere a sebbaaa jajaja

    ResponderEliminar